Nos comenta
El Peaton del Aire que el
Pasacalles de Gargantua del otro día le trae a la memoria
el triste caso de Palomares. Desgraciadamente, al ministro de defensa
Federico Trillo le debe de empezar a fallar la suya cuando es capaz de afirmar rotundamente que "
la maniobra de reaprovisionamiento de fuel en vuelo de aviones de combate no reviste ningún riesgo para la población". O eso o sencillamente don
Federico piensa que los ciudadanos somos lo suficientemente tontos como para tragarnos una mentira de semejante calibre.
El caso es que, mientras un navarrico afirmaba que él vio perfectamente con sus prismáticos como se realizaba la conjunción carnal entre los
B-52 Stratofortress y sus cisternas
KC-135 Stratotanker, el señor
Trillo, en su comparecencia ante una comisión parlamentaria - que, recordemos, no es lo mismo que soltarlo ante los micrófonos de cualquier medio de comunicación - se intentaba quitar el paquete de encima con un "
pudieron repostar o pudieron no hacerlo" pero que eso no venía a cuento. Y es que, al parecer, entre los miembros del gobierno del PP hay hasta quien se ha escandalizado porque los vascos hayamos denunciado el sobrevuelo de nuestras ciudades por los bombarderos aliados en lugar de preocuparnos por cosas de más enjundia como ETA. Qué cosas hay que aguantar cuando quienes detentan el poder no saben como escurrir el bulto ¿verdad?
Pues bien, al señor
Trillo le falla la memoria y no recuerda que el 16 de enero de 1966, recién pasadas las 10 a.m., otro B-52 del Mando Aéreo Estratégico (SAC), cargado con cuatro bombas termonucleares MK-28 de 1'5 megatones (75 veces el de la bomba lanzada en 1945 sobre Hiroshima), colisionó con su KC-135 nodriza a 10.000 metros de altitud sobre la localidad almeriense de Palomares, provocando una de las mayores crisis atómicas de la guerra fría. ¿Quién no recuerda las imágenes de un
Fraga Iribarne, a la sazón ministro de Des-Información y Turismo, en bermudas, chapoteando en el agua a sabiendas de que el verdadero desastre nuclear no estaba en el mar sino en tierra? (en esas 1700 toneladas de tierra contaminada que fueron removidas y embarcadas en contenedores con el máximo secreto y desinformación sobre la dosis de radioactividad, que posteriormente se sabría era superior en unas 200 veces al máximo permitido).
Tal parece que al ministro de defensa esta película no le suena y, a pesar de haber reconocido que desde el 1 de enero se ha producido el sobrevuelo de 27 bombarderos estratégicos y de 22 aviones de ataque al suelo, para él esto no entraña ningún riesgo. ¿Habrá que esperar a que se desplome uno sobre nuestras cabezas para verificar la existencia del mismo?
En fin, que donde manda convenio bilateral con los EEUU no manda marinero.
En
¿Estamos seguros?, apuntábamos débilmente a la posibilidad de que los ayuntamientos de
Bilbao,
Iruña y
Barcelona pidiesen cuentas del trasiego de bombarderos y declarasen el espacio aéreo de nuestras respectivas ciudades como "
espacio aéreo desmilitarizado". Un servidor tenía ya pensado remitir la propuesta a nuestro ayuntamiento y hasta había recabado algunas direcciones de e-mail en las que hacerlo (direcciones que gustosamente apuntaremos al pie de este Pasacalles por si alguno de ustedes quiere hacerles llegar su opinión o su apoyo sobre este asunto) pero, por esta vez, nuestra institución municipal se ha adelantado a nuestros deseos y ha decidido, a convocatoria del propio alcalde de Bilbao
Iñaki Azkuna, protestar enérgicamente, eso sí con el voto en contra de los concejales del PP, por el riesgo que entrañan las maniobras de los B-52 sobre el espacio aéreo bilbaíno.
Nuestros ediles incluso han decidido ir más allá y pedir al gobierno Aznar que se depuren las responsabilidades pertinentes y que desista de su apoyo y participación en la guerra de Irak. El acuerdo municipal pide además que, con carácter inmediato, se prohiba el vuelo de aviones de guerra por encima de Bilbao y de cualquier otra población. En el próximo pleno, a instancias del grupo de ediles socialistas, se pretende exigir una investigación destinada a averiguar la identidad de quienes han autorizado la travesía y el repostaje en vuelo.
Si les interesa mi opinión, debo decirles que me muestro absolutamente escéptico sobre la practicidad de todas estas declaraciones de principios, manifestaciones institucionales o deseos de aclaración. La verdad es que ni tan siquiera creo que lleguemos, en un plazo prudencial de tiempo, a enterarnos de si de verdad repostaron sobre nuestras cabezas, haciendo gala de un absoluto desprecio por nuestra seguridad, o de si tan solo pasearon sobre nuestros techos, con sus barrigas cargadas de bombas de última generación, caminito de Bagdad. Al fin y al cabo, tan sólo hay que fijarse en cuantos años han debido de pasar hasta haber obtenido confirmación de que en Palomares aquella mañana de invierno repostar en el aire, a pesar de lo que diga
Federico Trillo, sí que fue peligroso.